El Instituto Nacional de Lenguas Indígenas buscaba una identidad que vinculase las lenguas indígenas con el presente y el futuro, que respondiera a las exigencias que enfrenta la institución de incluir la diversidad de las diferentes comunidades de lenguas indígenas en México; sin incluir íconos que evocaran el “pasado indígena” como vírgulas, plumas, pirámides o códices con intención de comunicar únicamente la diversidad de las propias lenguas.